Un estudio de 2014 realizado por la Dra. Rachel Lenhart de la Universidad de Wisconsin-Madison descubrió que aumentar la velocidad de los pasos, o la cadencia, en tan solo un 10 % podría aliviar eficazmente el dolor de rodilla e incluso reducir el riesgo de lesionarse la rodilla al correr.
La mayoría de nosotros no pensamos mucho en la forma en que caminamos o corremos, es natural y nuestros cuerpos fluyen naturalmente dentro de su propio movimiento. Pero, si hacemos un esfuerzo adicional para pensar en la forma en que nuestros pies golpean el suelo o la longitud de nuestros pasos, podemos evitar que nuestro cuerpo sufra dolores o lesiones innecesarias y pasar más tiempo disfrutando de nuestra carrera.
Cuando da pasos más rápidos y cortos, cambia su centro de gravedad y reduce las fuerzas de frenado con cada pisada. Esto crea un golpe de talón menos pronunciado y una zancada más fluida. Evita que sus rodillas asuman fuerzas de carga excesivas y reduce las lesiones relacionadas con el exceso de zancadas (por ejemplo, distensiones de isquiotibiales).
¿Entonces que significa esto para usted?